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Cuatro Crímenes Cuatro Poderes, es una novela escrita por el comisario venezolano Fermín Mármol León, quien pertenecía al Cuerpo Técnico de la Policía Judicial, PTJ, y participó en la investigación de estos casos, estaba convencido que los culpables quedaron en libertad porque fueron protegidos por cuatro poderes: el político, el religioso, el militar y el económico.
Aunque la narración no es precisamente una obra literaria, esta novela publicada en 1978 se transformó en un autentico Bestseller venezolano al vender rápidamente tres ediciones por su extraordinario contenido y detalla, cambiando los nombres de los personajes, cuatro crímenes que conmocionaron a la sociedad venezolana y cuyos presuntos autores quedaron en libertad, pese a tener la policía pruebas e indicios suficientes de culpabilidad.
La novela ha sido la más exitosa en la historia literaria venezolana, porque refleja los males del poder judicial y de la sociedad venezolana, tráfico de influencias, corrupción, falta de independencia de los poderes públicos, la impunidad, la perversión, la psicología criminal y la desigualdad social, que han sido característicos durante toda la historia venezolana.
El poder religioso: el asesinato de Lesbia Biaggi.
El primer crimen es el del Lesbia Biaggi, en la novela Lídice Cuzati, la hermana de un sacerdote católico, Luis Ramón Biaggi, en la novela Pedro Luis Cuzati, que fue encontrada muerta en su habitación, en la casa en la que vivía junto a su madre, su hermano y un menor.
En la madrugada del domingo 15 de octubre de 1961 fue asesinada Lesbia Biaggi de cuatro puñaladas, aunque una certera que le atravesó su tórax fue la que la mató, tiñendo de sangre las sábanas de su cama y falleciendo por un shock hipovolémico. No está claro si el asesino movió el cuerpo de la cama dejándolo caer al suelo o la víctima agonizante trató de huir cayendo al suelo.
Luego de haber ido a un bautizo el día sábado 14 de octubre, a la mañana siguiente el sacerdote salió a las 6:20am para oficiar una misa misa e la iglesia de Santa Ana a seis kilómetros de Vista Hermosa que era el lugar de la casa de habitación de la la familia. Unos vecinos, el matrimonio Silva, lo vieron salir, muy nervioso y sosteniendo algo en sus manos, arrancó el coche y casi lo estrella, lo que le pareció estaño a los vecinos, luego el cura diría en el sumario que estaba nervioso porque iba retrasado para la misa.
A los cinco minutos de haberse marchado se escuchan unos gritos en la casa, son de la madre, que desesperada pida ayuda por la hija muerta. Al entrar en la casa los vecinos ven a la madre con el cadáver de su hija semidesnuda, y la cama y el piso manchados de sangre. Hay huellas de manos ensangrentadas en la pared, una colilla de cigarrillo y la marca de un pie descalzo en el suelo.
Un maestro de escuela y vecino de los Biaggi, Félix Rodríguez, sale para la iglesia de Santa Ana para avisarle al sacerdote. Al llegar la misa ya se había terminado y el cura estaba hablando con los feligreses que habían asistido sobre las reparaciones que había que hacer en la iglesia. El padre Biaggi al verlo le extraño y el maestro le hizo una señal que se acercará.
En la conversación que tiene lugar entre ambos empiezan las sospechas, ya que el maestro Rodríguez le dice que tiene que ir urgente a su casa porque ha ocurrido una tragedia. A lo que el cura Biaggi responde de inmediato ¡Que le pasó a mi hermana! sin que hasta ese momento le dijeran que había ocurrido, "está muerta" fue la respuesta.
El padre Biaggi se puso nervioso y sollozo por lo que el maestro Félix se ofreció a manejar, pero en lugar de ir directamente a la casa el cura le dijo que fueran primero al palacio Arzobispal para hablar con monseñor Juan José Bernal, pero no lo consiguieron porque estaba fuera de la ciudad. Luego, en lugar de ir a la casa, le pide al maestro que conduzca hasta la clínica García Parra para buscar a un médico, algo ilógico, como queriendo en ambas peticiones de retrasar su llegada a la casa. En la clínica consiguen al Dr. Grille que acababa de terminar su guardia.
Al llegar a la casa se consiguieron con una multitud de gente, vecinos, policías, forenses. De más está decir, que en un clima así la escena del crimen se altera con facilidad.
A los pocos días ya el sacerdote Biaggi era el principal sospechoso y no pasó mucho tiempo para que lo pusieran entre rejas, pese a las presiones de la iglesia que en los sermones dominicales hablaban de una persecución contra la iglesia, tomando fuerza los ataques al fallecer ahogado uno de los inspectores que llevaba el caso, que no podía ser otra cosa que un castigo divino.
Después de tres años en prisión y pese a los fuertes indicios y pruebas, el juez de la causa aplicó para sentenciar, una de las máximas del derecho penal: "es preferible absolver a un culpable que condenar a un inocente".
Lo que desató una gran polémica en el país, ya que la opinión pública estaba convencida que era culpable, "el estigma del acusado" de Carneluti, en el que no importa si la persona es inocente, la acusación lo perseguirá por siempre. Algo muy común en la sociedad venezolana que no perdón o no cree en la inocencia de nadie que se le acuse de algún crimen.
El poder militar: el asesinato de Decia Morelia Paradisi de Rivero.
A las 6 de la mañana del viernes 30 de julio de 1965, el joven matrimonio de Dalia Padilla de Rondón, nombre que se le da en la novela y su esposo el capitán de la aviación Daniel Rondón Plaz, Roberto Rivero Pérez en la vida real, bajan del ascensor y los interceptan dos asaltantes que se encuentran en la planta baja y los encañonan pidiendo el arma de reglamento al capitán Rivero.
La joven de 19 años se asusta y huye, pero no logró hacerlo porque dos disparos la atravesaron. Los delincuentes salieron huyendo y el capitán Rivero los persiguió hasta la entrada del edificio disparando tiros al aire con su 9 milímetros.
En un principio se creyó que era un robo, pero múltiples contradicciones y actitudes sospechosas comenzaron a despertar las sospechas contra el capitán Rivero, que se confirmaron con las pruebas de planimetría concluyeron que el militar era el asesino.
En primer lugar, la actitud absurda de Rivero que en lugar de acompañar a su esposa moribunda al hospital, actúo de una forma fría y decidió irse a cambiar la ropa manchada de sangre a su casa.
En segundo lugar, aunque estaba cayendo un torrencial aguacero esa mañana, habían muchos testigos que escucharon los tiros y vieron al capitán salir disparando al aire, pero nadie vio a los dos supuestos criminales.
En tercer lugar, la pistola que mata a su esposa era un calibre 38 y no la 9 milímetros que portaba el oficial, pero se descubrió que el había comprado un revolver calibre 38 en Estados Unidos que pudo ser el que se utilizó para matar a Decia Morelia y con la escusa de cambiarse de ropa para no acompañar a su moribunda esposa lo despareció, y lo desapareció tan bien que nunca apareció este revolver calibre 38, alegando Rivero que ese revolver 38 se lo habían robado hace tiempo.
El matrimonio Rivero Paradisi, estaban muy vinculaos al mundo militar. Decía Morelia era familia del general Castro León que había intentado un golpe de Estado y era nieto del expresidente de la República Cipriano Castro. Por su parte, el capitán Rivero tenía muchos contactos y amistades con coroneles y generales de alto rango en la cúpula militar.
Las investigaciones de este caso fueron obstruidas por el comandante general de la aviación, que no solo logró que le revocaran el auto de detención a Rivero, sino que el juicio se trasladara de la jurisdicción civil a la militar, en la que como era de esperarse se le declaró inocente.
El poder político: Hilda Margarita Hernández
El lunes 6 de diciembre de 1965 a las 9:30 de la mañana muere por una explosión Hilda de Rosales, en la novela, por una estatuilla de la virgen María Auxiliadora que contenía una bomba y le acababa de entregar su marido Pedro Rosales, Martín Antonio Rangel en la vida real.
En principio se creyó que se trataba de un ataque terrorista perpetrado por la guerrilla comunista que azotaba a Venezuela en aquel tiempo y que tenía como fin hacerse con el poder por la fuerza, ya que no tenían votos para ganar en democracia. Pero las investigaciones comenzaron a señalar al diputado como el autor del crimen, pese a contar con muchos defensores que decían que era un hombre muy bueno, amable y colaborador, algo, que en ninguna parte es una prueba de inocencia, por el contrario, recordando a la escritora británica Mary Selley "El lobo se vestía con la piel del cordero y el rebaño consentía el engaño". Aunque esta frase en realidad la escritora la tomó de la Biblia: "cuidado con los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces".
¿Por qué razón la policía sospecho del diputado?
En primer lugar, el diputado recibe un regalo con remitente desconocido que contiene adentro una estatuilla de María Auxiliadora y que al mismo tiempo es una bomba que no explota sino al tirarse de la cuerda de una tarjeta que desactiva el mecanismo. Casualmente el diputado al entregarle el obsequio a su mujer sale corriendo a buscar en el coche el nombre del remitente y justo al salir por la puerta el artefacto explosivo estalla en las manos de su mujer.
En segundo lugar, el diputado mintió a la policía al asegurar que no sabe nada de explosivos, y durante la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez aparece reseñado como un experto en explosivos, información que también aparece publicada en la prensa de la época dictatorial, señalándolo como un individuo peligroso por fabricar y colocar bombas para desestabilizar al país.
Aunque no sea un indicio, el diputado tenía una joven y bella amante, menor de edad, con la que contrae matrimonio a los pocos meses de la muerte de su mujer, algo que en la sociedad venezolana de aquellos años era mal visto, acostumbrada a guardar luto, por lo menos un tiempo prudencial.
Las actuaciones judiciales se vieron obstruidas porque el presunto sospechoso gozaba de inmunidad parlamentaria y además era protegido por el partido de gobierno, Acción Democrática, que se rehusó a quitarle la inmunidad.
Se tuvo que esperar a que vinieran nuevas elecciones para que perdiera su inmunidad parlamentaria, ya que su partido no lo quiso postular para renovar su diputación, ante la presión social que estaba indignada por utilizarse dicha inmunidad para evadir a la justicia.
Aunque como era de esperarse, de nada sirvió el auto de detención que le dictaron y el juicio que le abrieron, la sentencia fue clara: inocente.
El poder económico: el asesinato de Carlos Vegas Pérez.
A las 4:30 de la tarde del 22 de febrero de 1973 fue secuestrado en una de las urbanizaciones más ricas de Caracas, el adolescente de 13 años Tommy Valderrama, Carlos Vicente Vegas Pérez en la vida real por un grupo de amigos de su hermano, sifrinos o pijos como se les dice en España, es decir, hijitos de papá y mamá ricachones.
El adolescente salió de su casa a jugar en la urbanización, cuando un coche se le paro a su lado y lo subieron. Nadie vio ese día a ningún desconocido por la residencia. Las investigaciones señalaron que fueron este grupo de los amigos de su hermano, Federico Vegas Pérez, en la actualidad un famoso escritor venezolano.
Luego de salir de la urbanización a Carlos Vicente lo meten dentro del maletero del vehículo donde muere por respirar monóxido de carbono. En las investigaciones se estableció que este grupo de sifrinos caraqueños venía haciendo estos secuestros exprés cobrando pequeñas cantidades para vender drogas.
A pesar que el adolescente murió el mismo día, los implicados sin ningún escrúpulo empezaron a pedir el rescate de 50.000 bolívares. Rescate que pagó la familia sin que le devolvieran a su hijo.
La policía fue haciendo las detenciones y uno a uno fueron cayendo los involucrados, pero era tal el poder económico de las familias de los indiciados, que no solo fueron todos puestos en libertad, sino que además ni siquiera fueron a juicio, solo pago por el crimen el pobre del grupo, el "chino" Mauro, en la novela, en la vida real Omar el "chino" Cano.
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Comentarios
Les recomiendo este artículo sobre un crimen que conmocionó a la opinión pública venezolana.
ResponderEliminarSaludos. Por allá, finales de los 80 iniciaba mis estudios en nuestra ilustre Universidad del Zulia y nada más y nada menos que nuestro distinguido profesor Dr. Américo Gollo Chávez quien nos impartía Lenguaje y comunicación, a modo de cultura general, nos pide leer dicha joya literaria. Es la narrativa tan cuidada, que te sumerge con cada página leida
EliminarExcelente post, me encantó, así suele ser la justicia en muchas ocasiones.
ResponderEliminarGracias, me alegro que te gustara.
EliminarMuy buena explicación gracias mi velero
ResponderEliminarGracias, un saludo cordial desde España.
EliminarBuenas noches. En estos momentos me encuentro leyendo dicho libro, a penas voy por el primer caso, el poder eclesiástico y debo confesar que, la historia contada hasta ahora me ha atrapado.
ResponderEliminarSaludos
EliminarGracias por compartir la información de este libro. No creo llegar a leerlo, pero me ha intrigado.
ResponderEliminarSi puedes leerlo, te lo recomiendo.
ResponderEliminarExcelente resumen, muchas gracias solo conocía uno de los casos por la película Cangrejo, pero no sabía el destino del sacerdote... Gracias por compartir conocimiento... Bendiciones
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