PARTIDOS POLÍTICOS Y DEMOCRACIA

EL AGUIJÓN  



PARTIDOS POLÍTICOS Y DEMOCRACIA

 

Por Arturo Molina      

Los partidos políticos administran la democracia, eso es lo que se concibe en el sistema de partidos bajo la jerarquía que representa el sistema de libertades. Pero hay que diferenciar lo que son los partidos y lo que es la democracia. La democracia está asentada en la condición de la Ley, y es defendida por los ciudadanos a través de valores que ella encarna, como lo son: la igualdad ante la Ley, la racionalidad crítica, la solidaridad y una al que se le agarra para exigir, y se le revienta cuando hay que admitirla, la libertad. Es de hacer acotación que los predecesores de la democracia gritaban a pulmón abierto “que nos gobiernen leyes y no personas”.

De esa forma se debe entender que los partidos políticos están conformados por personas con ideas y valores, pero también con intereses y ambiciones. Unas dentro del marco de lo que puede llamarse normal, y otras fuera de ese contexto. Desde esa óptica se puede entonces asumir que la democracia está en un documento, pero su administración es complicada, y el conflicto aparece al transformar los partidos políticos en máquina para servirse a sí mismos, o para ser utilizados a favor de pequeñas élites que deambulan en el mundo de las finanzas, o de factores que nadan en el campo de la ilegalidad. Allí se quiebra con la responsabilidad, pertenencia y el compromiso de servir a los demás, o a los ciudadanos, sin distinción, credo o religión.

En ese sentido no se puede obviar que partido significa parcialidad, pero hay quienes lo confunden con entrega de intereses, sean propios o ajenos. En consecuencia, es proclive que los partidos reúnan a parte de las personas que coinciden en la forma en que se puede organizar la sociedad para su sana convivencia. De allí que muchos hablen del “bien común”, buscándolo por caminos diferentes. Eso nutre el debate y la propuesta. Pero cuando dicho “bien común” es para beneficiar a los autócratas del partido, entonces se convierte en una aberración que termina generando desaliento y desestabiliza la sociedad. El desorden toma cuerpo, y el abuso es la norma a seguir.

La corrupción ha sido un problema que atenta contra el sistema de partidos, porque algunos dirigentes han entendido que generar riqueza significa sustituir el trabajo creativo, el emprendimiento, por robar y saquear, sin importar la norma, al pasársela por el fundillo. A quienes declaran la corrupción, les sale cárcel, persecución y amedrentamiento permanente. Los discursos a favor de los ciudadanos no están llegando al colectivo social al tener como promotores a actores que carecen de credibilidad y confianza.

Sí los partidos políticos quieren sobrevivir a los cambios que se están gestando en el seno de la sociedad, deben cambiar sus prácticas mezquinas y abrir el escenario a la participación de sus bases. Si queremos democracia afuera, debe existir a lo interno de las organizaciones partidistas. Jugar a la manipulación, es escupir saliva hacia arriba, para terminar lleno de estiércol. El rescate de los ideales por los que insurgieron los partidos políticos debe estar apegados a la realidad presente. Lo contrario, es avanzar hacia el abismo, y eso no se puede permitir.

Arturo Molina es educador y político venezolano. Conduce el programa de radio conduce el programa de radio Verdades y Visiones por Éxtasis 97,7 FM (Táchira Venezuela) Para más información del autor pincha aquí


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Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Los invito a dejar sus comentarios en este interesante artículo de Arturo Molina sobre la situación de los partidos políticos venezolanos.

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