EL AGUIJÓN
En la cercanía de los procesos electorales, es normal que los candidatos hagan sus ofertas a los electores. Hay quienes las conciben a través de propuestas programáticas y las someten al debate de los ciudadanos. Otros se apoyan en los discursos de confrontación con el contrario, pero no dejan ver el contenido de lo que se propone ejecutar de alcanzar el poder, haciendo uso del doble discurso para ganar afectos. A esos últimos les conviene usar el trampolín electoral para posteriormente mostrar su verdadera dentadura.
Los ciudadanos que se encuentran ansiosos por los cambios, en oportunidades descuidan revisar o exigir la propuesta programática, y entran en el escenario del pan y circo. Los aficionados a alguna candidatura emiten cualquier cantidad de improperios al que decide analizar y debatir lo que se expone. Es el esquema que utilizan quienes apuestan a la polarización con la intención de que los demás aspirantes sean desconocidos. Así se hacen llamar candidatos únicos de x o y sector. Es el juego perverso para desechar la inteligencia humana, y obligar a los otros a actuar de forma mecánica, bajo el lente del programador que dice como y hacia donde caminar. La esclavitud, pero con una sonrisa. En sus discursos mañosos, hacia afuera son ovejas, pero en su consciente mantienen la sumisión como estrategia de dominio.
Esas candidaturas apuestan por la firma del cheque en blanco. Hacen de la publicidad su lema: “deje en mis manos sus responsabilidades”. Son los aspirantes que ven en el poder la vía para saciar su vanidad. Ante la desesperanza generada en el seno de la sociedad, apuestan por el tono de la confrontación radical para alcanzar el éxito de sus desenfrenos. La sana convivencia social no les conviene, y todo lo articulan a través del engaño y la excusa para la confrontación estéril. La mano que mueve la cuna se hace un fiestón y goza a placer ante las desventuras que padecen los demás. Siguen apostando al ellos o nosotros. Enemigos siempre, contrarios jamás.
En estas épocas de proselitismo político, los discursos y las promesas están a la orden del día. Algunos de los candidatos pueden presentarse como los defensores de los ciudadanos, pero sus propuestas no reflejan el bienestar colectivo, y es allí donde los electores deben preguntarse si es viable esa persona como gobernante. Es necesario ser críticos ante esos charlatanes. Revisar si son coherentes en sus actuaciones. La ruta hacia la tranquilidad y la gobernabilidad es posible con una sociedad inclusiva y solidaria. La cautela y la investigación de la información a través de fuentes confiables, va a permitir a los ciudadanos tomar su propia decisión al llegar el momento de elegir. Es la alternativa responsable y respetuosa para no juzgar a la distancia. La construcción de un mañana de oportunidades para todos es fundamental, y en consecuencia para hacer eso realidad hay que conocer la verdadera cara de los candidatos.
Arturo Molina es educador y político venezolano. Conduce el programa de radio Verdades y Visiones por Éxtasis 97,7 FM (Táchira Venezuela) Para más información del autor pincha en los siguientes enlaces:
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