EL AGUIJÓN
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La xenofobia es un fenómeno con registro histórico, y persiste en tiempos de las llamadas sociedades “modernas”. Los gobiernos de países desarrollados, en desarrollo, y los arcaicos (en oportunidades es difícil distinguir a uno del otro), se desentienden del problema. Lo que genera rabia e impotencia es ver y oír a personas que hacen uso de los micrófonos, promoviendo ofensas e improperios hacia los extranjeros. Sucedió en Perú, pero también en gran parte del mundo. De analistas y comentaristas deportivos, se transforman en ridículos agentes de la ordinariez. Alteran la paz social y las autoridades encargadas de preservar el orden contribuyen al enardecimiento de las masas que se encuentran expuestas a la discriminación y exclusión.
Imponer condiciones a los ciudadanos venezolanos residenciados en esa tierra (que ayudaron a liberar del yugo colonizador nuestros libertadores), para el ingreso al centro deportivo donde se realizó el evento, e incluso, de llegar a la desfachatez de exigir que se quitaran la camiseta Vinotinto, por el solo hecho de recibir a la selección de futbol de su país de origen y acompañarlos hasta el hotel donde se hospedaron, y hacer presencia masiva para apoyarlos el día del encuentro, como lo hace cualquier aficionado en todas partes del mundo, es un desmadre de la ignorancia y el atraso que se vive en ese país en lo deportivo, y peor aún, el bochorno que realizaron los agentes del orden público con el acto de agresividad y abuso de autoridad, al pretender evitar que los jugadores de la selección regalaran sus camisetas a sus coterráneos, y apelaron a la Ley del garrote para agredirlos.
No basta el reclamo de la Federación Venezolana de Fútbol (FVF), tampoco el comunicado de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL), y el llamado de atención de la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA), es necesario se aplique la sanción correspondiente, porque no solo están dañando a los ciudadanos venezolanos, también están destruyendo a sus propios jugadores, su gentilicio y el deporte de ese país. Lejos de que parezca resentimiento o venganza, es un acto de responsabilidad para enseñar a los aficionados y gobernantes que el deporte es para la paz, no para la violencia. El mal ejemplo debe ser corregido porque de lo contrario las aguas pueden salirse de su cauce.
En los eventos deportivos de ese nivel, y más en el mundo del futbol, siempre se han presentado desavenencias entre aficionados de uno y otro equipo. Sucedió con el clásico entre Brasil y Argentina, pero ha sido entre aficionados, y la fuerza pública a actuado para pacificar, no para agredir. Lo sucedido en Perú es evidencia de una marcada xenofobia contra los venezolanos. Se generaron ataques verbales y físicos, además de negar sus derechos. Hasta problema con el combustible para el avión tuvo la delegación venezolana para hacer su retorno.
La actitud de la afición venezolana el día que haga presencia la selección del Perú para jugar contra la nuestra, debe ser de cordialidad y respeto. Así se enseña al ignorante y se neutraliza al mediocre. Nuestras selecciones son grandes, y se merecen ese reconocimiento. Ahora los coleros son otros. Felicitaciones a mi Deportivo Táchira. Ya van 10 estrellas CAMPEONES.
Arturo Molina
Arturo Molina es educador y político venezolano. Conduce el programa de radio Verdades y Visiones por Éxtasis 97,7 FM (Táchira Venezuela) Para más información del autor pincha en los siguientes enlaces:
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